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«Panchito» y el efecto AMLO

El predio “El Encino” fue expropiado en el año 2000 por la entonces jefa de Gobierno interina del Distrito Federal, Rosario Robles, con la intención de abrir una vialidad para dar continuación a las avenidas Vasco de Quiroga y Carlos Graef Fernández la Ciudad de México.

Esta acción derivó en un litigio con la empresa Promotora Internacional Santa Fe en el año 2005, lo que provocó el desafuero de Andrés Manuel López Obrador quien en este entonces, ya estaba al frente del gobierno de la capital del país[1].

El litigio se politizó, ya que siendo Presidente Vicente Fox y en la antesala de las elecciones presidenciales del 2006, AMLO no podría competir como candidato presidencial al tener que enfrentar un proceso judicial en su contra.

AMLO, vivo como es, se victimizó y utilizó el hecho a su favor. Resultado: un incremento en su popularidad y eventualmente, su registro como candidato del PRD por la presidencia. Aunque no ganó esas elecciones (ni las siguientes…), AMLO empezó un proyecto que ahora es hasta un partido político (ya saben, esas cosas que él criticaba).

Pero el tema es otro: el Congreso de Baja California busca por segunda ocasión fincarle responsabilidades legales al ex Alcalde emanado del PRI, Francisco Pérez Tejada Padilla, quien a su vez, busca la Diputación Federal por el Distrito 07 en Baja California.

Francisco Pérez Tejada Padilla, mejor conocido como “Panchito” por la opinión pública, supuestamente utilizó los recursos de las cuotas sindicales de los burócratas (etiquetadas para pagar al ISSSTECALI, su seguridad social), en el gasto corriente del XX Ayuntamiento, es decir, en vez de pagar los servicios médicos, jubilaciones, préstamos para créditos, etc. de los trabajadores sindicalizados, agarró la lana para otros fines.

Hace unos meses, el Congreso de Baja California, promovió un juicio político en contra del ex Edil cachanilla, situación que no prosperó debido al cabildeo de algunos diputados, quienes votaron en contra de que se le juzgara legalmente por dicha acción. Primer round: ganó Panchito.

En estos días, se ha promovido un segundo intento de juicio político en contra de “Panchito”, quien a su vez, es hermano David Pérez Tejada Padilla, Diputado Federal, por el mismo distrito que el ex Alcalde busca representar (y quien valga decir, parece tener más elementos para ser buen político que su carnal).

El caso, es que estamos ante la antesala de una super-novela política, en la que pueden pasar dos cosas: una, que “Panchito” sea juzgado políticamente y que de ser declarado culpable, tenga que pagar las consecuencias de su grave error (vaya, hasta él ha aceptado que se equivocó, justificando la medida de tomar las cuotas sindicales, pues “no había dinero para trabajar en el XX Ayuntamiento” –cosa que también es verdad, la alcaldía vive de préstamos- situación que no justifica la aberrante acción).

La otra cosa que puede pasar, y es aquí dónde les pido prestar atención, es que “Panchito” gane este segundo round, y que lejos de debilitarse, se fortalezca al estilo AMLO con el asunto de “El Encino”.

“Panchito” es considerado por muchos ciudadanos y analistas políticos como el peor Alcalde que ha tenido Mexicali: en su trienio se ejecutó poca obra, el XX Ayuntamiento se super-ultra-requete-archi endeudó, los índices de inseguridad pública se elevaron exponencialmente, siendo el robo el tema del día entre los vecinos mexicalenses, y bueno, de lo de las cuotas ya mejor no seguimos hablando.

Sin embargo, con todo y eso, realizó una obra estratégica en la zona poniente de Mexicali (zona históricamente olvidada por todas las autoridades gubernamentales, y si no me creen, vayan al Fraccionamiento Valle de las Misiones), el “Polideportivo”, que además de ser una obra atinada y necesaria, atiende a una gran población de la zona, mucha de la cual, seguramente votaría por él en caso de librar las acusaciones en su contra.

Por cierto, el “Polideportivo” se encuentra en el Distrito 07, el mismo por el que busca ser Diputado. De esas casualidades de la vida.

Además, “Panchito” podría ser malísimo como político, pero siempre tuvo el carisma y la sensibilidad de darse baños de pueblo y estar cerca de la gente. Es siempre recordado por tomarse fotos con todo aquel que se lo pidiera y siempre mostrar esa sonrisa de “selfie” que lo caracterizó.

Vaya, el bato tenía “feeling” con la raza.

Desgraciadamente, esa “raza” es pobre e ignorante (lo digo sin ser peyorativo), ya que en una zona tan humilde, la mayor parte de la ciudadanía no tiene educación formal ni elementos que les permitan entender todo lo que hizo mal ese Alcalde: para ellos el bato es buena onda y por supuesto que tendrán su voto en caso de ser su candidato.

Inclusive, se sentirían tristes y pensarán que es una injusticia el que lo quieran juzgar (efecto AMLO 100%).

Tenemos que entender que su hermano es el actual Diputado por ese Distrito 07 y que él si está trabajando bien, además de que dicen, cuenta con el apoyo del Presidente Peña Nieto, pues supuestamente son cercanos. En temporada electoral, seguramente van a fluir los apoyos sociales y pues que bueno por esa raza, que la neta, está olvidada hasta por Dios.

Además, tenemos que entender que el gremio que ahora lo busca juzgar, el Sindicato de Burócratas, no es precisamente el más querido por la población: la ciudadanía en general denosta a los burócratas por supuestamente ser flojos, trabajar poco, ganar mucho y tratar mal a la población en las ventanillas de atención al público del municipio (esa es la visión de la ciudadanía amigos burócratas, no se enojen conmigo).

Ojo: “Panchito” está ante la bifurcación de dos caminos, uno puede ser el enfrentar un juicio político con todas las consecuencias legales que eso implica (cárcel podría ser), o el otro, salir como un mártir ante el electorado del Distrito 07 y legitimarse con todo el apoyo que su hermano y el sistema federal pueda brindarle (el efecto AMLO, puesn!).

Dos noticias: una buena y una mala

¿Cuál quieren primero?, la mala, ok.

La mala es que Jaime Díaz es el Alcalde de Mexicali y muchas de sus actitudes personales han generado inconformidad en su equipo de trabajo (muchos de los cuales han renunciado) mostrando una inestabilidad en una administración ya de por si endeble.

¿La buena?

Que Jaime Díaz es el Alcalde de Mexicali y que nuevamente se empieza a ver que hay vialidades dignas, que los recursos del XXI Ayuntamiento se manejan con responsabilidad y que, a regañadientes, pero si cumple con lo que la Suprema Corte de la Nación le obliga a cumplir: cultura de la legalidad a la fuerza.

[1] http://www.jornada.unam.mx/2014/06/23/capital/030n2cap